lunes, 20 de febrero de 2012

El orden de nacimiento


Los padres de familias grandes son conscientes de que, desde el momento del nacimiento, sus hijos pueden mostrar grandes diferencias de personalidad, oncluso aunque se les trate de la misma manera y crezcan en el mismo entorno. Algunos de estos cambios se deben a variaciones genéticas, pero otros son el resultado del orden del nacimiento, es decir, si el hijo es el primero, el segundo, el tercero, y así sucesivamente.
La adaptación a la llegada de un hermano afecta a la personalidad de cada niño.

EL PRIMOGÉNITO
En algunos aspectos, el primogénito tiene una personalidad similar a la de hijo único. Esto se durante una temporada  al menos y hasta que aparece el segundo hijo, a que el primero es el único niño de la familia. Habitualmente es trabajador, dedica más tiempo a los estudios y está más orientado al adulto. También necesita más de la aprobación del adulto que de los niños nacidos posteriormente. Es menos despreocupado, más entusiasta y muestra mayor perseverancia. Comparado con los niños nacidos después, también es autosuficiente, independiente, poco expresivo y en ocasiones más bien tímido. Con el tiempo, prescinde de los placeres despreocupados de la infancia con más rapidez que sus hermanos, para volverse más serio y responsable y para intentar transformarse en un “pequeño adulto”.
Una diferencia importante entre el primogénito y el hijo único es que, cuando crece, el primogénito no pasa una gran parte de su tiempo en casa solo. El hijo único se adapta a estar solo largos periodos de tiempo y puede incluso llegar a disfrutar con ello. La soledad no es algo que el primogénito deba llegar a superar.
Para el primogénito, el momento de la llegada del segundo hijo puede ser difícil. Sus padres no manejan la situación  con cuidado, y miman al recién nacido e ignoran al primogénito, la transición puede llegar a ser muy dolorosa. Los padres han de esforzarse a conciencia para desviar su atención del recién nacido y demostrar claramente que el amor hacia su primogénito aún sobrevive. Esto no resulta fácil, porque el nuevo bebé es exigente en lo que a atenciones respecta, pero resulta crucialmente importante para que el primogénito no se sienta desanimado ni desilusionado. El haberle partícipe del cuidado y del juego con el nuevo bebé, y dedicarle un tiempo solo a él, contribuirá a hacer más lelvadera esta situación.

EL SEGUNDO HIJO
El segundo hijo es más fuerte, más despreocupado y menos sensible a las reprimendas de los adultos que el primogénito.
Tiende a buscar el placer y reacciona con intensidad a las maravillas y la belleza de la vida. En algunos casos también puede mostrar una pizca de tozudez y rebeldía de la que suele carecer el primogénito.
Durante su desarrollo a veces el segundo hijo intenta competir con el primogénito y superarle en varias maneras. Si la situación de superioridad del primogénito resulta difícil de desafiar, este descubrimiento puede conducir a desarrollar astucia. SI resulta que no puede competir, comenzará a rebelarse. SI resulta que es menos competitivo, dejará los asuntos más serios a su hermano mayor y se centrará en la diversión y los juegos. En el proceso, se volverá  menos práctico y más romántico, más un soñador que alguien preocupado por los asuntos mundanos.

EL TERCER HIJO
El tercer hijo ha sido descrito como el “que no encaja”, que es más bien comedido y tímido, con el que a veces es difícil convivir, pero que compensa este hecho al convertirse en una especie de visionario.
El problema especial con el que se enfrenta el tercer hijo es que sus dos hermanos mayores han desarrollado un vínculo entre ellos antes de que llegase a existir. Llega al mundo para encontrarlos unidos entre sí, y él les mira desde el exterior. Desde el principio descubre que se le excluye de algunas actividades porque es “demasiado pequeño” y se le deja enfurruñado o enfadado mientras los dos hermanos se van juntos. Puede reaccionar a esta situación de dos maneras: puede esforzarse para alcanzar a sus hermanos mayores y compartir su situación superior, o puede renunciar y construir una pared emocional a su alrededor, en cuyo interior crea sus metas personales. Su mayor problema es evitar una sensación de inferioridad, sentirse menospreciado o rechazado. Si, a pesar de sus esfuerzos de pertenencia, llega a sentirse como un extraño, puede volverse desconfiado.

EL CUARTO HIJO Y SIGUIENTES…
El cuarto hijo suele ser típicamente como el primero y se repite sus cualidades. El quinto hijo es como el segundo; el sexto es como el tercero, y así sucesivamente

Fuente: Niños. Desmond Morris

2 comentarios:

Bebestilo dijo...

Jajajaja acabas de describir a la perfección a mis hijas... ;)
Besos,
-María

María Algueró dijo...

Es increible verdad?? nos pensamos que por tener la misma educación y ser de la misma familia somos iguales.. pero los factores ambientales influyen mucho!

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