viernes, 23 de marzo de 2012

Bilingüismo: la fonética inglesa en la educación infantil Método fonético de lectoescritura para niños bilingües


Bilingüismo, Jolly Fonics para niños
El bilingüismo es uno de los principales objetivos de la educación en muchos colegios. Enseñar a los niños a pronunciar correctamente el idioma inglés es el objetivo que persiguen los nuevos métodos para enseñar a hablar inglés a los niños hispano hablantes. Desde los 2 o 3 años, los niños pueden adaptar su aparato fonador para pronunciar los fonemas ingleses como lo harían los niños anglosajones. Juan Luis Yagüe del Real, Director del Eurocolegio Casvi, nos cuenta en esta entrevista concedida a GuiaInfantil.com en qué consiste el método fonético que utilizan para formar a niños bilingües desde los dos años de edad. 

Jolly Fonics, un nuevo método para los niños bilingües

¿Cuáles son los puntos débiles de las personas que hablamos español a la hora de aprender inglés y por qué? ¿Qué medidas propone para formar niños bilingües?
El principal problema que hemos tenido siempre las personas que tenemos como lengua materna el español o castellano ha sido comunicarnos de forma natural en ingles y superar la barrera de la pronunciación. En Eurocolegio Casvi utilizamos, para conseguir el bilingüismo, un método de lecto-escritura, que se conoce como Jolly Phonics, para enseñar fonética a los niños, desde los cursos de Educación Infantil, para que aprendan la correcta pronunciación del idioma inglés desde pequeños. 

¿A qué edad están los niños preparados para hablar en público?
Hemos creado una asignatura independiente de conversación, que se realiza en grupos reducidos y con profesores nativos, para introducir a los niños en una inmersión de conversación en inglés, a la vez que les creamos la obligación de hablar en inglés de manera natural. Hay que tener en cuenta que tenemos implantado el Bachillerato Internacional en el que una de las asignaturas es Inglés, y una de las pruebas de esta asignatura es grabar a los alumnos en video haciendo una exposición, con lo cual tenemos que prepararles durante toda la etapa escolar bilingüe para que sean capaces de hablar en público en inglés a los 16 años.

¿Cómo enseñan a los niños a pronunciar los fonemas ingleses que tanto cuestan a los adultos?
Practicando y adaptando los fonemas ingleses desde que los niños son muy pequeños. Jolly Phonics es un método fonético que se utiliza en el Reino Unido para enseñar a los niños ingleses a leer y pronunciar correctamente.
¿Qué es el sistema Jolly Fonics y a partir de qué momento los niños trabajan con él?
Jolly Phonics es un método fonético que enseña a los niños los 42 fonemas ingleses y les ayuda a identificar la grafía con el sonido que tienen que pronunciar. Cuanto antes se empiece a trabajar con él mejor. En Eurocolegio Casvi empezamos a trabajar con Jolly Phonics para fomentar el bilingüismo desde que el niño tiene dos años, y se va desarrollando durante toda la etapa infantil, de manera que cuando terminan la Educación Infantil los niños son capaces de leer y pronunciar en inglés. 

¿Qué pueden esperar los padres del sistema Jolly Fonics?Que sus hijos aprendan a pronunciar perfectamente las palabras inglesas, y a leer en inglés aplicando lo aprendido con dicho método para ser alumnos bilingües.


¿Cómo es el aprendizaje de los sonidos y los fonemas ingleses?
En el bilingüismo es esencial empezar cuando son muy pequeños. Los niños asimilan los sonidos asociando grafía, dibujo, sonido, canciones y cuentos que refuerzan el sonido de dicha grafía. Los sonidos y fonemas se aprenden a pronunciar correctamente desde el principio.

¿Qué ventajas obtienen los niños con este método de pronunciación en comparación con otros sistemas tradicionales?El bilingüismo se adquiere de manera gratificante y lúdica para los niños. Hay que ver cómo niños de 3, 4 ó 5 años son capaces de pronunciar en inglés o en español, según con quien estén. Si están con su teacher pronuncian la palabra en inglés y si están con su profesora, leen y pronuncian la palabra en español.

¿En qué se diferencia en cuanto a los resultados?Son tan espectaculares los resultados que los niños leen antes en inglés que en español. A los 3 años, el niño lee en inglés.

¿Qué material necesitan los niños para trabajar con este sistema?
El material que utilizan en el colegio son fichas de clase y un software para la pizarra digital.

¿Cuál es la mejor forma de complementar el método Jolly Fonics con otros métodos de enseñanza para que los niños tengan fluidez con el inglés?El método Jolly Phonics se complementa con clases específicas de conversación, en grupos reducidos, impartidas bien por profesoras bilingües y/o nativos. Desde muy pequeños, se introduce a los niños en una inmersión en inglés, que les invita a desenvolverse en dicho idioma.

¿Este método se aplica también a otros idiomas como el alemán y el francés?Para aprender francés y alemán, se usan otros métodos fonéticos que tienen la misma filosofía, pero no Jolly Phonics puesto que es un método fonético específico para la lengua inglesa.

Fuente: http://www.guiainfantil.com

jueves, 22 de marzo de 2012

Viajar en coche con bebés y niños



Planificar los horarios, las paradas, los juegos y las comidas es fundamental para evitar contratiempos
Diciembre es una de las épocas del año en las que más se viaja por carretera. A menudo, los padres se desplazan con sus hijos hasta los lugares de origen de la familia para celebrar las fiestas. Pero la planificación empieza antes de la cena y no solo afecta al menú. ¿Cómo entretener a los niños durante el viaje? ¿Qué aspectos se deben prever? Aunque cada vez más personas aprovechan este mes para disfrutar de largos periplos, la mayoría opta por pasar esta fechas con los suyos, sin salir del país. Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), entre el puente de la Constitución y las vacaciones navideñas, cada año se registran 23 millones de desplazamientos en coche. A esa cifra se suman atascos, accidentes, mal tiempo, nieve, frío... y comercios cerrados los días festivos. En estas circunstancias, ¿qué debemos tener en cuenta cuando viajamos con bebés o con niños?

Los aspectos que se deben prever cuando se viaja con niños

La planificación es fundamental para minimizar sorpresas durante un viaje. Pero se vuelve imprescindible cuando el trayecto tiene lugar en fechas especiales, se hace en coche y con niños. En estos casos, más que nunca, es muy importante cuidar la seguridad y el confort de todos los ocupantes. Y minimizar los imprevistos.
La seguridad
  • Antes de partir, conviene siempre corroborar el pronóstico del tiempo y el estado de las carreteras. Resulta de gran ayuda saber de antemano dónde hay tormentas, nevadas, accidentes o atascos, ya sea para equipar mejor el vehículo o para modificar el itinerario.
  • Encontrarse con mal tiempo es más factible en esta época del año. Nunca están de más las cadenas para la nieve, la ropa de abrigo y un juego de mantas en el maletero.
  • También es aconsejable mantener lleno el depósito de combustible a lo largo del viaje. Si se registra un atasco y fuera hace frío, será imprescindible mantener el vehículo en marcha para conservar la temperatura interior. Quizá un adulto pueda aguantar el enfriamiento, pero un niño -y más si es un bebé-, no. Los recién nacidos no regulan bien su temperatura.
  • Los pequeños siempre deben viajar en las sillas de seguridad adecuadas para su edad, peso y estatura, bien colocadas y homologadas. Un niño que viaja sin ninguna sujeción multiplica por 5 las posibilidades de sufrir lesiones mortales.
El momento oportuno
Los conductores con experiencia saben lo importante que es fijar un horario y una fecha para el viaje, evitar (cuando es posible) las horas punta y los días más complicados, y no lanzarse a hacer un trayecto largo sin haber descansado antes. Sin embargo, también han de tener en cuenta que eso del "momento oportuno" adquiere nuevas dimensiones cuando se viaja con niños.
  • Si los pequeños aún son bebés, se recomienda aprovechar sus horas de sueño habituales para hacer el viaje. Esto hará más llevadero el trayecto para todos, desde el conductor (que no tendrá distracciones) hasta el propio bebé.
  • Cuando los niños son más grandes (a partir de los tres años de edad), también se puede aprovechar sus horas de sueño. No obstante, es importante contar con elementos que apaciguen su curiosidad, su cansancio y su ansiedad. Parar en zonas recreativas, recurrir a los juegos tradicionales (como el "veo veo", las "palabras encadenadas" o el "prohibido decir"), llevar un DVD portátil con películas infantiles (si se tiene) y explicarles los paisajes que se ven por el camino alivia mucho el peso del viaje.
El confort
En un coche, la comodidad de los niños es distinta a la de los adultos. Para los pequeños, confort es sinónimo de entretenimiento y de mantener satisfechas sus necesidades, sobre todo, las primarias: la comida y el baño.
  • Si los niños ya han dejado de usar pañales o están en ello, se debe parar cada dos horas para ofrecerles ir al aseo. También hay que llevar papel higiénico o toallitas desechables por si fuera necesario hacer una parada imprevista donde no hay bares ni gasolineras.
  • Si aún utilizan pañales, hay que hacer paradas periódicas para cambiarlos (y cambiar de aires), estirar las piernas y descansar.
En cuanto al entretenimiento dentro del coche, también varía en función de la edad.
  • Con los bebés bastarán algunos juguetes (móviles, sonoros, de colores...), que convendrá darles poco a poco para mantener siempre un "factor sorpresa", una novedad que les entusiasme.
  • Con los niños hay más opciones, desde los juegos en familia, las adivinanzas y las canciones, hasta los juguetes y las películas. Cabe recordar, en el caso de los juguetes, que no deben ser objetos pesados ni muy voluminosos, ya que un frenazo brusco puede convertirlos en elementos peligrosos.
Por último (pero no menos importante), hay que cuidar la comida. Siempre que se viaja con niños hay que llevar una bolsa con alimento y bebida y, si son bebés, sus biberones y potitos. Aunque parezca muy simple, este consejo puede hacer la diferencia entre un viaje agradable y una tortura sobre ruedas. Además, en días de fiesta, no todos los comercios abren. Será más difícil, por tanto, encontrar un restaurante, un bar o una gasolinera, sobre todo, si se viaja por carreteras secundarias o comarcales.




lunes, 19 de marzo de 2012

El cuerpo crece



Cuando un niño cumple 2 años, la velocidad de crecimiento decrece de forma significativa. Ya no se registra el rápido incremento propio de los primeros años. A partir de ese momento, la estatura aumentará alrededor de 6.5 a 9cm cada año. En cuanto al peso, éste se incrementará entre 1 y 2.75kg al año.
Sin embargo, aunque este incremento en estatura y peso sea menos espectacular, entre los 2 y los 5 años el cuerpo de un niño pasa por un progresivo cambio de proporciones. También mejoran de forma constante la coordinación y las habilidades motoras. Este crecimiento se ve estimulado por las hormonas de crecimiento segregadas por la glándula pituitaria, aunque se cree que el entorno y la genética son factores que influyen en el desarrollo.

UN CUERPO MÁS ESBELTO:
Cada año se producen cambios más considerables en el cuerpo de un niño, ya que sus brazos y piernas crecen proporcionalmente más que el resto de su cuerpo. Es como si durante los primeros años la cabeza y el tronco se adelantaran en su crecimiento a las extremidades. Después, a los 2 años, las extremidades comienzan a estirarse y se recuperan, con lo que se consigue un mejor equilibrio entre cabeza y torso: a los 3 años, la cabeza de un niño constituye aproximadamente una sexta parte de su estatura corporal; a los 5 años, oscila alrededor de una séptima parte.
Al mismo tiempo, las curvas redondeadas del bebé dan paso a una forma más angulosa. Los músculos magros sustituyen a la grasa corporal, y la barriga prominente desaparece. La estructura más erguida es cada vez más fuerte, en línea con un estilo de vida más activo. Conforme el niño progresa de los 2 a los 5 años, se incrementa proporcionalmente el tamaño de la parte inferior de la cara, al desarrollarse los dientes y la mandíbula.

CONTROL DE ESFÍNTERES:
Prácticamente todos los niños desarrollan la habilidad de mantenerse secos entre los 2 y los 5 años. A los 5 años, la mayoría de niños han desarrollado el control total de su vejiga, tanto de día como de noche. Durante el día, este problema suele controlarse desde una edad temprana, entre los 2 y los 5 años. El control nocturno progresa con mayor lentitud: a los 5 años, un 15% de los niños aún moja la cama de forma ocasional. El control de la defecación suele alcanzarse a los 4 años y los accidentes suelen ser muy raros después de esta edad.

EL NIÑO ACTIVO:
El niño en crecimiento necesita expresarse a diario mediante el ejercicio físico, al que debe seguir un largo periodo de descanso nocturno. Su dieta debe ser equilibrada y variada para impulsar su actividad y continuar su crecimiento.
Uno de los peligros a los que hoy se enfrenta el niño en edad preescolar es la carencia de suficientes espacios abiertos y seguros que satisfagan su necesidad de actividad física vigorosa. Con  demasiada frecuencia el niño urbano se ve obligado a reducir su impulso físico natural, lo que puede resultar problemático. Se  calcula que, en los países desarrollados, un 14% de los niños en edad preescolar sufre obesidad. Hace treinta años la cifra era del 15%. A ello contribuye la prevalencia de la televisión como medio de entretenimiento. Esto no quiere decir que deba prohibirse la tele a los niños, pero sí que no debería interferir con su actividad física y que solo debe verse durante un periodo de descanso.
Por fortuna, los niños son sorprendentemente fuertes y pueden desprenderse con rapidez de unos cuantos kilos de más y mejorar su condición física en un entorno adecuado. Para algunos, esto únicamente ocurrirá cuando disfruten del deporte y de la clase de gimnasia del cole.

RITMOS DE CRECIMIENTO HABITUALES:
Aunque cada niño es distinto, existen pesos y estaturas medias para niños entre los 2 y los 5 años. Resulta interesante el hecho de que la estatura varíe menos que el peso. Esto se debe a que el crecimiento óseo es más estable que la cantidad de grasa corporal, que se acumula en función de los hábitos de alimentación y ejercicio físico.

Fuente: Niños. Desmond Morris

domingo, 18 de marzo de 2012

Cómo actuar ante una convulsión febril


Las convulsiones por fiebre en los bebés no dejan secuelas, pero son episodios aparatosos y se repiten con frecuencia

El bebé pierde la conciencia, sacude de forma espasmódica los brazos y piernas y pone los ojos en blanco. A pesar de lo traumática y peligrosa que puede parecer esta situación, en la mayoría de los casos, es tan solo una convulsión febril, una crisis convulsiva asociada a una alta temperatura, que afecta a entre un 2% y un 5% de los bebés y niños con edad inferior a cinco años. No deja secuelas, ni causa daños en el pequeño, pero con bastante frecuencia (uno de cada tres casos) se puede repetir. Por eso, conviene saber cómo actuar ante estos episodios y cómo prevenirlos.

Qué es una crisis febril

La mayoría de los padres saben cómo actuar cuando su hijo tiene fiebre, es decir, cuando la temperatura normal del cuerpo sube como reacción a una infección vírica o, en algunos casos, bacteriana. Sin embargo, de un 2% a un 5% de los casos de fiebre en bebés y niños de seis meses a cinco años generan una respuesta en la que el cuerpo del pequeño reacciona de una forma singular. Entonces se registra un episodio, a primera vista traumático y de gravedad, denominado convulsión o crisis febril.
Como afirman los especialistas A. Ripoll Lozano y J. Santos Borbujo, de la Unidad de Neurología Infantil del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, la temperatura más habitual en la que tienen lugar las convulsiones febriles "se sitúa entre 38ºC y 38,5ºC", con frecuencia, debido a "aumentos o descensos bruscos de temperatura". Ripoll y Santos citan como algunos de los factores precipitantes más comunes los siguientes: infecciones virales de vías altas, gastroenteritis aguda, otitis media aguda, infección del tracto urinario o reacciones febriles tras vacunaciones.

Cómo reconocerla

Tal como publica la Sociedad Española de Urgencias para Pediatría (SEUP), la convulsión febril casi siempre ocurre durante el primer día de fiebre y, en general, coincide con el desarrollo brusco de esta. La edad más habitual oscila entre 17 y 23 meses y, en el 85% de los casos, antes de los cuatro años, con mayor incidencia entre los niños que entre las niñas.
Estos son algunos de los síntomas más frecuentes:
  • Pérdida brusca de conciencia.
  • Cuerpo rígido, seguido de convulsiones y sacudidas intermitentes de las extremidades inferiores y superiores.
  • En algunos casos, puede quedarse completamente flácido, sin fuerza.
  • Boca morada y cerrada con fuerza.
  • Ojos en blanco o mirada perdida.
  • Duración media inferior a cinco minutos, pero se puede prolongar, en caso de que sea simple, hasta los 15 minutos.

¿Son peligrosas las convulsiones por fiebre?

A pesar de la aparatosidad y aparente gravedad de los episodios febriles acompañados de una convulsión, los especialistas coinciden en que, siempre que sean simples (inferiores a 15 minutos), no son perjudiciales para el niño, no dejan secuelas neurológicas, ni afectan de ningún modo a su desarrollo. Tal como apuntan en la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría, "después de la convulsión, el niño tendrá el mismo estado de salud que antes".
Lo habitual es que después de la convulsión el pequeño vuelva en sí y se recupere por completo en pocos minutos, aunque en los primeros momentos puede mostrarse adormilado y confuso. Lo más frecuente es que el tratamiento posterior tan solo consista en la administración de antitérmicos para bajar la fiebre.

Pautas de actuación

Aunque sea difícil, debido al pánico y la ansiedad que puede causar enfrentarse a un episodio de convulsión febril, el primer consejo que emiten los especialistas en pediatría es mantener la calma. Solo así se podrá actuar y seguir las principales pautas que indican los profesionales de la salud:
  • Colocar al niño tumbado de lado sobre un costado para que pueda respirar mejor, en una superficie lejos de objetos con los que se pueda golpear.
  • No introducir nada en la boca del niño durante la convulsión y mantener las vías respiratorias libres.
  • Evitar retener los movimientos del niño durante la convulsión, a no ser que corra peligro de golpearse o lesionarse contra algún objeto.
  • Controlar el tiempo que dura la convulsión para comunicárselo luego al médico.
  • Acudir al centro de salud o servicio de urgencias más cercano después de finalizar el episodio para que le valore un especialista y confirme que es una convulsión febril.

¿Se puede repetir?

Los especialistas Ripoll y Borbujo apuntan que entre un 30% y un 45% de los niños que han tenido una convulsión febril sufren nuevos episodios. En el 50% de los casos, durante los seis meses siguientes. En un principio, este no es un factor de alarma, ya que a menudo se asocia a antecedentes familiares.
Las familias que hayan pasado por este episodio pueden prevenirlo, en parte, si están muy alerta ante los primeros síntomas febriles del bebé o el niño y actúan de forma rápida con antitérmicos y otras medidas básicas para evitar que la temperatura se eleve demasiado. De ese modo, pueden evitar la convulsión febril.





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