lunes, 9 de abril de 2012

Dormir a un bebé



Cómo dormir a un bebé es la gran pregunta que se plantean muchos padres.  El problema del insomnio infantil afecta no sólo a los pequeños que lo sufren, sino también a los padres, que al cabo de un tiempo se vuelven irritables, faltos de fuerza y energía y no disfrutan al máximo de sus hijos. Si tu bebé duerme, tú también duermes. Te levantas descansado, relajado y con la vitalidad suficiente para afrontar un nuevo día, y eso mismo le ocurre a tu bebé.
Aprender a dormir a un bebé es un tarea fácil, si se sabe cómo. Siguiendo unas sencillas pautas, se puede lograr que los bebés duerman durante toda la noche. En la mayoría de las ocasiones, se repiten los mismos errores: los propios padres alteran el ritmo de sueño del bebé o no se crea un ambiente apropiado que facilite la relajación y las ganas de dormir.

A través de un método suave y tierno, se puede conseguir dormir a un bebé de manera natural y sin los traumas que suponen otros métodos. Quizás el primer consejo que se puede dar sobre cómo dormir a un bebé es: permite que tu bebé se quede dormido por sí mismo. En muchos casos, los papás no dejan que sus hijos se duerman solos, sino que los mecen, los pasean, etc., hasta que éstos cogen el sueño y entonces los acuestan. Es importante enseñar al bebé a no depender de nadie para poder dormirse. Los bebés, al igual que tú, saben quedarse dormidos por sí solos. La sensación de sueño aparece espontáneamente y dormir es una necesidad biológica como comer: no hace falta que nadie intervenga. Por eso, si acuestas a tu bebé despierto y permites que concilie el sueño por sí mismo, estarás dando un gran paso hacia la superación del insomnio.

Los bebés, al igual que muchos de nosotros, necesitan una rutina. Si bien es cierto que cuando son muy pequeños resulta prácticamente imposible de conseguir, a medida que avanza el tiempo se pueden ir adquiriendo ciertas costumbres, que si se repiten durante el tiempo adecuado, permitirán que dormir a un bebé no sea una tarea imposible de conseguir. Conocer cuál es la hora más adecuada para la realización de estas rutinas diarias también puede ayudarnos a implantarlas y seguirlas. De este modo conseguiremos que nuestro bebé aprenda de forma gradual y natural a conciliar el sueño por sí mismo.

Los bebés duermen con la ayuda de sus padres



Uno de los problemas más frecuentes que me cuentan los padres es que cada libro que habla de cómo hacer dormir a un bebé da consejos diferentes. Un libro dice que el bebé tiene que dormir con ustedes en la cama y el otro advierte contra esto. Un libro le conseja que deje llorar a su bebé hasta que pare y el otro le recomienda que vaya inmediatamente a verle cuando oiga el más mínimo llanto.
Aparte de los expertos de los libros también existen los expertos autodesignados, a saber: madre, abuela, hermana, cuñada, etc. Aunque, nadie le dará nunca los mismos consejos. Estas opiniones opuestas forman parte del problema.
En caso de que los padres tengan problemas para hacer dormir a su bebé, sus propios padres serán las primeras personas con quienes van a hablar para pedir consejo. Durante unas noches experimentarán con los consejos que les hayan dado pero cuando el bebé todavía no se quede dormido cambiarán de estrategia.
Quizá compren un libro, lean unos capítulos y experimenten algunas ideas. Sin embargo, aquí también se aplica lo dicho anteriormente: si no hay resultados al cabo de algunos días, buscarán otros métodos. Los padres muchas veces usan ‘técnicas’ diferentes como: una noche coger a su hijo en brazos y mecerlo, la noche siguiente dejar a llorar al bebé y la noche de después cualquier otra técnica. El problema con el uso de tantas técnicas diferentes es que así los padres están creando, debido a la falta de consistencia, una pauta errónea para que el bebé se duerma. A partir del nacimiento, los bebés necesitan una rutina estructurada y regular.

domingo, 8 de abril de 2012

Tres claves para detectar y combatir el estreñimiento del bebé


La consistencia dura de las heces, la dificultad para evacuarlas y una frecuencia más bien escasa son signos de estreñimiento
El estreñimiento se define como un trastorno de la defecación en que ésta se hace difícil, poco frecuente y con expulsión de heces duras y escasas; pero estos tres criterios no siempre van unidos y, además, los adjetivos "difícil" y "poco" son relativos. Por eso es normal que haya cierta confusión al respecto, que no tiene mayor importancia siempre que no comporte la aplicación de remedios inadecuados o innecesarios. 

1. Dificultad para evacuar
La coordinación entre los movimientos del intestino y la relajación del esfínter del ano no es muy eficiente en los bebés, que a menudo deben efectuar bastante esfuerzo para lograr evacuar y es normal que levanten las piernas y se pongan rojos de tanto empujar. Pero si la deposición que finalmente logran eliminar es de consistencia normal (y muy a menudo es incluso blanda), no puede decirse que tengan estreñimiento; por tanto, no se les debe dar zumo ni nada para reblandecer unas heces que no lo necesitan.
Sugerencias:
  • es útil flexionarles las piernas sobre el abdomen cuando están haciendo fuerza o, mejor todavía, darles un punto de apoyo, porque defecar acostado es muy difícil; mientras que si se sostiene al niño de modo que pueda apoyar y empujar con sus pies, como si estuviera en cuclillas (que es la posición más natural para evacuar), la presión que hace con su abdomen será mucho más eficaz.
  • el remedio más socorrido para facilitarles la tarea es introducirles la punta del termómetro o de un supositorio de glicerina en el ano, pero dilatárselo así no les ayuda a aprender a hacerlo por sí solos. En cualquier caso, es mejor no abusar de este método en cualquiera de sus variantes (ramita de perejil, cabo de cerilla impregnado en aceite...).
2. Deposiciones infrecuentes
Durante los primeros meses, la frecuencia de las deposiciones depende básicamente del tipo de alimentación del bebé, pero también de su edad y de su propia naturaleza.
Con la lactancia materna, lo más normal al principio es que ensucien los pañales casi cada vez que comen, aunque algunos, en vez de seis o siete pequeñas deposiciones, hacen una o dos más abundantes. Luego se va reduciendo la frecuencia y es muy normal que alrededor del mes y medio sólo evacuen una o dos veces al día.
Pero también los hay que pueden pasarse hasta tres o cuatro días sin defecar, y si se les ve tranquilos y luego eliminan sin mayor dificultad unas heces de consistencia normal, tampoco debe hacerse nada.
Sugerencias:
  • cuando las deposiciones escasean durante los primeros días, conviene asegurarse de que estén mamando bien, porque si no comen, no es que se estriñan sino que no tienen nada que evacuar. A partir del tercer día de vida y hasta que la lactancia materna no esté bien asentada, evacuar menos de tres veces diarias es muy frecuentemente un signo de insuficiente alimentación. 
  • con lactancia artificial, ya desde los primeros días las heces son menos frecuentes, por lo que es raro que el niño defeque más de dos veces diarias y muy común que pase más de uno o dos días sin hacer nada. Mientras las heces no sean muy duras y el bebé no sufra para eliminarlas, tampoco hay motivo para intervenir de ningún modo.
3. Heces duras
El auténtico estreñimiento en el bebé es siempre merecedor de una pronta atención por parte del pediatra, porque además de ser el síntoma de un problema que puede ser importante, tiene tendencia a hacerse crónico y complicarse. 
En efecto, cuanto más tiempo permanecen almacenadas las heces en el colon, más secas y duras se vuelven, con lo que su posterior eliminación es más difícil y dolorosa. Esto hace que el niño trate de defecar lo menos posible y que retenga cada vez más tiempo una mayor cantidad de heces en su intestino, que al secarse y volverse más duras aún, cierran un círculo vicioso.
Ofrecer un poco de agua extra suele funcionar para aliviar el estreñimiento de un niño criado con biberones
Cuando el bebé no tiene más remedio, evacua entre gritos una gran bola de heces que, sin embargo, es sólo una parte de lo que acumula en el colon; pero dado su tamaño y su dureza, a menudo llega a desgarrar la mucosa del ano, causando una dolorosa fisura anal, que además de manchar las heces de sangre, no hará sino aumentar el problema. 
Sugerencias:
  • una de las primeras cosas que se suele probar para aliviar el estreñimiento de un niño criado con biberones es ofrecerle un poco de agua extra, tratando de evitar que su organismo necesite absorber toda el agua de las heces, para que no las seque y endurezca en exceso. Por eso, algunos pediatras recomiendan rebajar los biberones un poco, poniendo 35 ml de agua en vez de 30 por cada medida rasa de leche. Con lactancia materna, si se les deja mamar libremente es muy raro que queden justos de agua, porque ellos mismos deciden cuánta necesitan, pasando a la más líquida leche inicial del segundo pecho cuando lo desean.
  • sin embargo, aunque con lactancia artificial es normal que las deposiciones sean menos frecuentes, también es cierto que a veces se hacen realmente duras por más que se cuide de incrementar el aporte de líquidos. La grasa de la leche para bebés forma con el calcio unos complejos llamados "jabones cálcicos" que las endurecen, y ese es quizá el inconveniente más inmediato y objetivo de la lactancia artificial. Algunos laboratorios han introducido modificaciones en la naturaleza y proporción de las grasas, lanzando leches "anti-estreñimiento" que tratan de obviar este problema.
  • la alergia a la proteína de la leche de vaca, cuya manifestación digestiva más habitual es la diarrea, en alguna ocasión da lugar a estreñimiento; de ahí que el pediatra también pueda decidir una prueba con leches especiales exentas de esa proteína.
  • el recurso más popular es el zumo de naranja. Su uso entra en contradicción con el principio según el cual los niños no deben tomar nada distinto de leche antes del cuarto mes de vida, pero tampoco parece que les cause problemas. Su mecanismo de acción tampoco es muy fisiológico, pues probablemente laxa al bebé por un efecto irritante, y sería más aconsejable administrarlo con la pulpa, como hacen en otros países con la ciruela.




Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...